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Adolescencia
ADOLESCENCIA y (des) confinamiento
El confinamiento ha supuesto una ruptura de hábitos y rutinas, relaciones y vínculos, espacios y actividades cotidianas. A lo largo de este artículo nos adentraremos en el mundo adolescente para tratar que ha supuesto, para este colectivo vulnerable, el confinamiento y, ahora, la represalias, así como las posibles repercusiones en diferentes ámbitos de su desarrollo.
Durante el confinamiento, muchos y muchas adolescentes han manifestado emociones, sentimientos, actitudes y conductas muy diversas y en diferentes ámbitos de su desarrollo y entorno cercano.
ÁMBITO EMOCIONAL
• Irritabilidad: estar a la defensiva, rabietas, enojo, cierta agresividad verbal, serían algunas conductas
mostradas.
• Miedo, angustia, preocupación excesiva o tristeza hacia la situación producida por el confinamiento. Estado de shock
ante la rotura de la cotidianidad, no saber afrontar lo que ha
sucedido.
• El confinamiento ha supuesto una pérdida, una sensación de vacío, fruto de la rotura repentino de la su actividad diaria. Habría que saber si con el acompañamiento hecho hemos podido aliviar esta sensación
• Dificultades en la expresión emocional. Algunos / as jóvenes no han encontrado la manera de poder gestionar y
expresar lo que el confinamiento los ha generado. Parecen impasibles, fríos, ante toda la situación vivida.
• Apatía, no tienen ganas de realizar ninguna actividad.
• Aburrimiento por el hecho de no tener una actividad diaria, muchos de ellos y ellas han experimentado muchos ratos de aburrimiento. Hay que tener presente que el aburrimiento no es un aspecto negativo, pues fomenta su creatividad.
• Hiperactividad, mayor impulsividad, dificultades de atención y concentración, serían otras manifestaciones conductuales presentadas por los adolescentes. Si bien algunos evidencian que
el confinamiento, en alejarlos de distracciones y estímulos negativos, los ha sido más favorable, ayudándoles a conseguir calma y tranquilidad, una mayor atención y concentración, autocontrol, y, por tanto, una mejoría en la su conducta habitual.
• Somatizaciones, tales como dolor de cabeza, de estómago, sensación de mareo en salir y / o volver a casa.
La interrupción de
la actividad presencial
ha supuesto un
rotura de hábitos
de estudio y de trabajo
escolar que ha vivido
desde la pasividad
hasta tener sensación
de desbordamiento
y ahogo para alcanzar
cumplir con todas las
demandas
HÁBITOS Y RUTINAS
Los cambios en rutinas, un incremento de la vida noctámbula (aumento del consumo de redes sociales, TV …) o dificultades en el cuidado personal y la higiene, hábitos de sueño, alimentación se han puesto de manifiesto durante el confinamiento. Y es que ha hecho falta teletrabajar y estudiar a distancia, compartir tareas y actividades domésticas, y muchos de los y las adolescentes han presentado en este aspecto poca responsabilidad
y madurez. En cuanto a la organización y planificación de su tiempo se han observado grandes dificultades en la gestión del
tiempo. La rotura de la rutina diaria y la actividad escolar han hecho difícil marcar horarios o rutinas nuevas como horas de acostarse, levantarse, hora de comidas, ratos de actividad académica, etc.
En cuanto al ámbito académico, la interrupción de la actividad presencial ha supuesto una ruptura de hábitos de estudio y de trabajo escolar. Se han manifestado diferentes actitudes: Desde
de la pasividad y el dejar de trabajar sabiendo cómo se evaluará, como si se disfruta de “vacaciones escolares”, hasta a tener sensación de desbordamiento y ahogo para llegar a cumplir con todas las demandas escolares. en situación de vulnerabilidad, ha destacado el alumnado sin medios de acceso al aprendizaje en línea y “descolgados” de tareas escolares a distancia.
En cuanto al ámbito familiar, la posibilidad de pasar más tiempo en familia ha comportado también diferencias significativas. Hay adolescentes que han valorado positivamente la oportunidad de disfrutar del hecho de estar juntos, de tener mas comunicación,
entendimiento y complicidad, haciendo actividades compartidas. En cambio, otros jóvenes, con relaciones previas complicadas,
con una comunicación ineficaz y / o con respecto inexistente, han agravado las tensiones y los conflictos con los progenitores. Dedicar más tiempo a quien no quiere estar más tiempo con
nosotros ha sido difícil en muchas hogares.
En cuanto al plano relacional de los adolescentes en confinamiento, atendiendo a la importancia e influencia los / las iguales en esta etapa vital del desarrollo humano, han advertido actitudes y conductas muy diversas: aislamiento, no querer hacer conexiones a chats colectivos o hacerlo con cámara cerrada; querer quedar con amistades y huir de casa, saltándose el confinamiento; “Normalizar” la situación, intentando mantener relaciones vía redes sociales o videollamadas, o la situación de muchos jóvenes que no han podido mantener relaciones sociales con iguales por el confinamiento y la falta de medios tecnológicos y la
posibilidad de acceso.
Finalmente, en cuanto a la autonomía personal de los adolescentes en confinamiento, además de las dificultades en la organización y planificación de su tiempo y de las actividades cotidianas, hay que añadir la dependencia de algunos / se adolescentes hacia los / las adultos, o la falta de responsabilidad adolescente en tareas propias, siendo el adulto quien se encarga de controlar y supervisar la recepción de tareas escolares y el posterior envío, el control de agenda, o incluso la realización conjunta de las mismas.
JÓVENES CON NECESIDADES ESPECIALES
Cabe destacar, por otra parte, la difícil vivencia que ha supuesto el confinamiento para los jóvenes adolescentes con discapacidades y / o trastornos del neurodesarrollo. La NO comprensión de la situación, la NO continuidad a rutinas que los / las ayudan a tener estabilidad, seguridad, y facilitan la organización de su mundo, la NO continuidad de vinculaciones y relaciones imprescindibles para la atención integral de sus dificultades, la NO continuidad de sesiones terapéuticas, etc., ha trastornado de tal modo el día a día, que ha hecho aflorar continuadas desregulaciones, situaciones de cierto riesgo para ellos / as mismos y los familiares cercanos de adolescentes en confinamiento con diversidad funcional.
ESTRATEGIAS
Como profesionales del sector educativo y de la salud mental, recomendamos una serie de estrategias para minimizar todas estas reacciones y conductas, al tiempo pensamos que pueden ser de utilidad para anticiparnos y hacer un cuidadoso acompañamiento durante la fase de reanudación:
• Ser referentes emocionales: expresar primero uno mismo (como padres y docentes) como nos sentimos ante la situación vivida y la actual, y luego dejar que ellos lo hagan.
• Promover la escucha activa: durante el discurso del interlocutor (docente, padre o madre) debe ir realizando aportaciones o repeticiones de lo que está explicando el adolescente, con especial atención a la comunicación no verbal.
• NO presionar quien no quiera hablar o compartir sentimientos.
• Mostrar grandes dosis de paciencia: Esta situación ha sido nueva para todos y, por tanto, la reincorporación a la vida
cotidiana ha supuesto un proceso de adaptación y asimilación. Necesitaremos también aceptar que nuestros adolescentes en confinamiento a partir de ahora necesitarán de nosotros y de nuestra paciencia para asumir y adaptarse a todos estos cambios.
• Ofrecer espacios y tiempos donde poder compartir (siempre sin forzar, que sea libre para quien quiera hacerlo) sensaciones,
sentimientos y vivencias de estos meses de confinamiento, ofreciendo, también, medios de expresión diversificados.
• Establecer rutinas, normas y límites desde el primer día. Volver a instaurar las rutinas de cero será una tarea pesada. Es esencial crearlas de manera conjunta, con el adolescente,
con pautas progresivas, con el establecimiento de acuerdos y consecuencias en caso de no cumplimiento. La participación de
el adolescente en facilitará una mayor probabilidad de adhesión. Antes del inicio del nuevo curso, habría que ir adaptando las rutinas diarias cada vez más a lo que será el nuevo
horario escolar.
En los casos de adolescentes con diversidad funcional, sería aconsejable hacer horarios flexibles donde el alumno poco a poco se vaya integrante de nuevo a la rutina (pueden empezar en asistir a clase por la mañana durante un par o tres de horas, dependiendo de la diversidad y el estado emocional).
• Escribir cartas de despedida: dada la situación vivida, muchos de nuestros adolescentes no se han podido despedir, en caso de pérdida, de personas estimadas, y ni siquiera han podido realizar un funeral posterior. Este hecho impide en muchos casos iniciar un proceso de duelo adecuado. Una carta de despedida puede
iniciarlo.
EL RETORNO A LAS AULAS
En cuanto al retorno a las aulas, seríamos partidarias de una desescalada emocional, social y académica en el nuevo curso escolar, estableciendo diferentes fases con actuaciones
concretas, en el orden siguiente:
1) Acompañamiento emocional, con diversas actividades y propuestas de expresión y gestión emocional, favoreciendo el logro de competencias emocionales (prioridad al bienestar emocional del alumnado y de las familias, estando muy atentos a las señales que muchos de nuestros alumnos puedan estar manifestando:
-Conductas disruptivas, apatía, irritabilidad, etc.- ya que, por lo indirecta, estarían pidiendo ayuda o apoyo emocional. en este
casos será necesario ofrecer apoyo, acompañamiento y seguimiento por parte del orientador del centro educativo.
2) Dinámicas de reencuentro y cohesión grupal, con dinámicas grupales diversas, favoreciendo la competencia social y ciudadana.
3) Reanudación académica, aconsejable a partir del mes de octubre-noviembre, reforzando contenidos curriculares del curso anterior, antes de iniciar los previstos para el nuevo curso académico, incidiendo en las competencias digitales, las de aprender a aprender y las de autonomía personal, y asegurando que todo el alumnado tiene acceso dispositivos tecnológicos y en la opción de aprendizaje a distancia, en previsión de futuros confinamientos.
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Impartido por Mireia Soriano, Coordinadora de UTEA (Unidad de Trastornos del Espectro Autista) del Hospital Quirón Salud del Vallés. Directora del Centro Psicológico y Logopédico SORIGAL