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Estimulación y atención temprana
Evolución y objetivos de la ATENCIÓN TEMPRANA


Mucho ha llovido desde la llamada Estimulación Precoz allá por los años 70 del pasado siglo hasta la actual Atención Temprana, desde los destinatarios de la acción, hasta la metodología de la intervención, por poner solo algunos ejemplos. En este nuevo artículo os quiero hablar de la historia, evolución y objetivos de la atención temprana actual.
Han sido muchas las transformaciones sufridas en el ámbito de la Atención Temprana a nivel nacional y también internacional pero antes de adentrarnos en el recorrido histórico de la Atención Temprana (en adelante A.T.) veamos que entendemos por Atención Temprana.
«Se entiende por Atención Temprana el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o trasdisciplinar.»
Sin embargo, esta realidad expresada a través de la presente definición, que incluye como destinatarios de la acción al niño/a, a la familia y al entorno no siempre ha sido así.
Si nos remontamos a finales de los años 70, momento en que se sitúa el inicio de la A.T en España con la celebración de las Jornadas Internacionales de Estimulación Precoz, celebradas en Madrid en 1979 y coincidiendo con el periodo de transición política, observamos que se trataba de un modelo de intervención centrado exclusivamente en el niño, que reflejaba un tipo de intervención destinada únicamente a los niños de edades comprendidas entre los 0 y 2 años que presentaban algún tipo de minusvalía, estamos por tanto ante una visión a todos ojos parcial y reduccionista del niño.
Pero con el transcurrir de los años, poco a poco se fue desechando esta consideración del niño como un ser fundamentalmente biológico y con un modelo de intervención basado en la prevención terciaria y una metodología asentada en un diseño de estímulo-respuesta, que bebía de la psicología del
aprendizaje y los objetivos de la atención temprana se materializaban en una intervención eminentemente fisioterapeútica.
Este modelo resultó a todas luces insuficiente y ya en la decada de los 80 a los 90, se produce la primera transformación significativa, ampliándose el rango de edad de los destinatarios hasta los 6 años de edad, vigente en la actualidad.
Pero no sólo encontramos ese cambio, sino que la hasta entonces “Estimulación Precoz” pasa a denominarse “Intervención Temprana” y con ella, además del factor biológico empiezan a ser tenidos en consideración otros factores en el desarrollo de los menores como son las condiciones físicas y sociales del entorno. Por primera vez, en la ya tan presente dialéctica entre herencia y ambiente, comienza a concedersele cierta relevancia al entorno en lo que a los objetivos de la atención temprana se refiere.
No obstante, si hablamos en general de que es la atención temprana actualmente y cuales son los objetivos de la atención temprana, deberán pasar aún varios años para el tan deseado cambio en el modelo de intervención, y es que no será hasta finales de los 90 y con la aparición entre otras publicaciones, de los manuales de buena práctica de FEAPS (Confederación Española de Organizaciones a Favor de Personas con Retraso Mental) en que se produce la verdadera transformación pasando a un modelo de intervención global e integrador que tiene en cuenta por primera vez, al niño, a la familia y al entorno y que implementa un tipo de intervención basada en la prevención primaria, secundaria y terciaria, cosa impensable hasta la fecha.
Ya en el 2000, la publicación del Libro blanco de la Atención Temprana supuso el respaldo definitivo y un marco de referencia normativo en A.T.
Desde entonces no se concibe otro modelo que no considere la globalidad de los tres protagonistas de la intervención en A.T, la triada: niño-familia-entorno
En la actualidad y desde el paradigma bio-psico-social, se desechó el clásico objetivo rehabilitador para sustituirlo por un encuadre habilitador y preventivo, que tuviera presente las diferencias individuales, así como los factores relacionales y emocionales inherentes al ser humano.
En el transcurso de estos últimos 20 años, la A.T. se ha afianzado como un servicio de referencia que atiende las necesidades de los niños que presentan no solo trastornos del desarrollo, sino también riesgo de padecerlos; con el fin de apoyar a la familia en su reorganización diaria, al tiempo que ha intentado coordinar los recursos sanitarios, sociales y educativos para dar respuesta a las necesidades de los destinatarios de la acción.
La AT, tal y como se expone en el Libro blanco, actualmente se asienta sobre los siguientes principios (Libro blanco, 2000)
1️⃣ Diálogo, integración y participación
2️⃣ Gratuidad, universalidad e igualdad de oportunidades, y responsabilidad
pública
3️⃣ Interdisciplinariedad y elevada cualificación profesional
4️⃣ Coordinación
5️⃣ Descentralización
6️⃣ Sectorización
Principios que persiguen la consecución del Objetivo General que se expone a continuación
«El principal objetivo de la AT es que los niños que presenten trastornos en su desarrollo o tienen riesgo de padecerlos, reciban, siguiendo un modelo que considere los aspectos biopsicosociales, todo aquello que desde la vertiente preventiva y asistencial pueda potenciar su capacidad de desarrollo y bienestar, posibilitando de la forma más completa su integración en el medio familiar, escolar y social, así como su autonomía personal.»
Este objetivo expuesto en el Libro Blanco, es además un derecho universal recogido en la Declaración Universal de los Derechos del Niño, dado que es de vital importancia a partir de la detección y diagnóstico organizar una respuesta temparana a las necesidades que puedan presentar los menores con algún trastorno en su desarrollo o riesgo de padecerlo, para aprovechando la plasticidad neuronal, optimizar el proceso de maduración que expermientan los niños durante sus primeros años de vida.
Por tanto, y como decíamos anteriormente, es fundamental el cambio de paradigma, evolucionando hacia un enfoque biopsicosocial que considere al niño, a su familia y a su entorno como agentes activos por y para el cambio durante el proceso de detección, diagnóstico, tratamiento y posterior seguimiento.
Y aunque aún queda mucho por recorrer, poco a poco va ganando terreno y se va generalizando la implemetación del Modelo de Atención Temparana en contextos naturales y basado en rutinas, (cuyo precursor es Robin McWilliam, modelo imperante en Estados Unidos) que propone un servicio a domicilio que integra una intervención multidisciplinar y permite la conciliación familiar, al tiempo que empodera a los cuidadores principales y multiplica las posibilidades de intervención con los más peques de la casa. Este modelo ha venido para quedarse y persigue atender las necesidades de la familia en su propio hogar y trabajar con la comunidad.
La idea principal que hay que entender sobre que es la atención temprana actualmente, reside capacitar a los familiares en la adquisición de estrategias que favorezacan el desarrollo de su hijo o hija, poniendo el foco en conseguir aprendizajes funcionales y mejorar la calidad de vida tanto del niño, como de la familia. Y es que el niño, dependiente, a la vez que vulnerable, demanda apoyos reales, útiles, coordinados y de calidad que minimicen el impacto de las consecuencias negativas a las que pudiera verse abocado como consecuencia de un trastorno en el desarrollo y por ello, desde el momento en que se detecta el trastorno no se puede ni se debe esperar, ya que en su proceso de crecimiento y maduración no hay cabida para echar la vista atrás.
Bibliografía:
GRUPO DE ATENCIÓN TEMPRANA, GAT (2000): Libro Blanco de la Atención Temprana, Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía, Madrid.
José Manuel Orellana Perdigón


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